Desde hace seis años, Paula Solsona coordina la implementación y el desarrollo de las acciones comunitarias y sociales del Banco Hipotecario, instrumentadas desde el sector de Asuntos Sociales, perteneciente a la gerencia del área de Relaciones Institucionales y con la Comunidad.
Para llevar adelante los programas de Responsabilidad Social del Banco conformamos alianzas con con ONG’s, que se caracterizan por contar con un alto nivel de percepción, análisis y diagnóstico de las numerosas necesidades sociales. Hay una premisa muy importante que es “Ante todo el trabajo en equipo” y creemos que el know how que tienen las organizaciones civiles es el activo mayor para poder contribuir a transformar algo de la realidad. Entonces, nuestra forma de trabajar es a través de éstas alianzas con las organizaciones de la sociedad civil con trayectoria, especializadas en temáticas alineadas con nuestros ejes de acción, que son el ADN de nuestra forma de trabajar.
Educación, medioambiente, voluntariado interno e inserción laboral, e inclusión social. En el campo de la inclusión social es donde entra el tema de las adicciones y de nuestro acercamiento hacia la Fundación Convivir. Desde hace dos años ya que venimos trabajando en conjunto sobre el tema de las adicciones y en cómo está afectando a la sociedad. Hemos tomado el compromiso y asumido la responsabilidad y el desafío de abordarlo.
¿Cómo se sostiene ese compromiso?
La misión del Banco Hipotecario está orientada a mejorar la calidad de vida de las familias argentinas. De hecho, cuando se constituyó, hace ya 125 años, su objetivo fue brindar la posibilidad de acceder a la vivienda a millones de familias en nuestro país. Esta misión social primigenia es trasladada hoy a cualquier realidad que se presente en la sociedad.
¿Cuáles fueron los indicadores que favorecieron la elección de los proyectos de Fundación Convivir?
El profesionalismo con el que trabajan, su trayectoria en este campo, la transparencia y una modalidad de trabajo realista. Esta última es una de las cosas que más me atrapó en el momento de la toma de decisión, más allá de la calidad humana del equipo de trabajo, creo, sobre todo, en su búsqueda de metas mensurables y tangibles. El campo de acción de Fundación Convivir es muy complejo y atraviesa muchos ejes de la realidad social. El campo de la investigación es muy importante y el haber empezado a transitar algunos trabajos territoriales con experiencias concretas le da un activo y un potencial muy importante en lo que es la decisión de la elección. Igualmente, cuando trabajamos con una temática como la adicción, por ejemplo, lo hacemos a través de una o de dos organizaciones especializadas.
¿En qué investigaciones y proyectos están trabajando juntos? ¿Cuál es la importancia de los mismos?
Venimos trabajando hace dos o tres años. Hubo un año de construcción de confianza y el equipo de trabajo formó parte de eso; eso es lo más rico que tiene el momento de empezar una alianza, un acuerdo, un trabajo en conjunto con un objetivo común.
Empezamos a trabajar juntos en una investigación, en un proyecto puntual en la villa del barrio de Barracas. De allí surgió el diagnóstico de una realidad, que por ahí no estaba evaluada a priori, que fue el caso puntual de madres adictas a las drogas, muy jóvenes y con bebés, que no podían recibir ningún tipo de tratamiento porque no tenían dónde dejar a sus niños. A raíz de eso decidimos poner una parte del aporte de fondos para generar el marco y el contexto necesario –que quiere decir guarderías con todo su equipamiento- para que esas madres supieran que sus hijos estarían bien cuidados mientras iniciaban su tratamiento. Somos un Banco bastante flexible y nos ajustamos a las necesidades que se van presentando.
Ahora, en esta etapa, nos focalizamos en la calidad del trabajo que se lleva adelante y en que el mismo permita crear las bases para, en un futuro, poder dar un salto cuantitativo; es decir, poder brindarle una oportunidad de tratamiento a la mayor cantidad de gente posible.
¿Cómo funciona la integración, a través del Banco, entre Un Techo para mi País y Fundación Convivir con las casas para la granja que los curas de las villas tienen en Gral. Rodríguez?
Surgió la oportunidad, que a mí, desde el área institucional del banco, me enorgullece mucho, que es que las organizaciones civiles empezaron a articular en forma conjunta.
A fines de 2011 la Fundación Convivir encontró que en la Villa 21-24-Zavaleta había una realidad concreta: gente viviendo en containers y, a su vez, que la parroquia de Cristo Obrero contaba con unos terrenos disponibles donde poder construir. Un Techo Para Mi País, organización con la que el Banco entabla una alianza muy importante, intervino entonces para construir viviendas de emergencia.
Dentro de nuestra alianza con Fundación Convivir también surgió otra realidad, que se vuelve a articular con otra organización civil con la que interactuamos, que es Botines Solidarios, que trabaja básicamente en la inserción social a través del deporte, como una disciplina y una actividad para enseñar y transmitir valores. Fundación Convivir, a través de este trabajo, tiene mucho para aportar en su experiencia en el trabajo en la Villa.
¿Cuáles son los aspectos positivos de esta iniciativa?
Todos. Yo creo que es saber que somos una Argentina solidaria, que mucha gente quiere trabajar por una mejor calidad de vida y una mayor oportunidad para los argentinos y que además valora el trabajo en conjunto. Esto, para mí, es un activo de cuatro patas y tenemos que estar todos; el Estado, la sociedad civil, las empresas y, también, la comunidad a la cual uno ayuda, que tienen su voz, su voto, la importancia de saberse escuchados y valorados.
¿Cuáles son los logros más importantes en este 2011?
Haber podido fortalecer y profundizar la alianza que genera la dirección correcta. Esto permite por parte del Banco una inversión social mayor hacia Fundación Convivir para que pueda crecer y expandir todo ese expertise que tiene y este enorme desafío, que seguramente los vamos a hacer todos en conjunto, que es la integración de todos en pos de un objetivo común, que es lo que prima, lo que orienta y lo que nunca hay que perder; ese norte que es la sociedad que nos está pidiendo que la ayudemos.