Abordaje integral comunitario de los consumos problematicos de drogas

Autor: Dra. Ana Clara Camarotti, Mg. María Cecilia Touris
Ambito: Tratamiento Comunitario

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MÓDULO 1

De la prevención de la salud al abordaje integral comunitario de los consumos problemáticos de drogas.

Los antecedentes de los enfoques en salud para el abordaje de los consumos problemáticos de drogas


Sobre las autoras

Dra. Ana Clara Camarotti: doctora de la Universidad de Buenos Aires en Ciencias Sociales, Magíster de la Universidad de Buenos Aires en Políticas Sociales, Licenciada en Sociología de la UBA. Ha obtenido los títulos de Licenciada en Sociología y Magíster en Políticas Sociales en dicha casa de estudios. Es docente de la materia Psicología Social, UBA y es Coordinadora del Área de Salud y Población del Instituto de Investigaciones Gino Germani, UBA. Realiza tareas de investigación y es autora de varios artículos en torno a las temáticas de consumo de drogas, promoción de la salud y juventudes, entre otras.

Mg. María Cecilia Touris: doctoranda de la Universidad de Quilmes en Ciencias Sociales y Humanidades, Magíster en Ciencias Sociales y Salud de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Licenciada en Psicología de la Universidad de Buenos Aires. Es docente de la materia Teoría y técnica de Grupos, UBA y Dinámica de Grupos, UNQ. Realiza tareas de investigación en UBA y UNQ y es autora de varios artículos sobre temas en torno a salud, consumo de drogas y juventudes entre otros.


INDICE

Objetivos del módulo:
– Ubicar la aparición de las drogas como un problema al que fue necesario buscarle distintos abordajes.
– Presentar los principales aportes de la prevención de la salud y sus diferentes concepciones
– Presentar los aportes de los programas de enfoque de riesgo y protección
– Analizar las nuevas perspectivas que permite la incorporación de la promoción de la salud, su desarrollo y cambios en el tiempo y sus debates y desafíos para pensar la salud en su integralidad.
– Establecer las diferencias en el abordaje de los problemas en salud comparando el modelo de prevención de la enfermedad y la promoción de la salud
– Describir las respuestas socio-sanitarias de bajo y alto umbral que se brinda a los consumos problemáticos de drogas.
– Presentar la perspectiva del abordaje comunitario basado en el concepto de salud integral

Introducción:
1.La aparición de las drogas como un problema
2.Los programas de prevención
2.1Prevención Primaria, Secundaria y Terciaria
2.2Prevención universal, Selectiva e Indicada
3.Los programas de enfoque de riesgo y protección
4. Hacia una nueva concepción de salud: la promoción de la salud
6.Diferencias entre el modelo de prevención de enfermedad y promoción de la salud
6.Resumen de las respuestas socio-sanitarias brindadas a los consumos problemáticos de drogas.
7.Hacia la construcción del abordaje comunitario basado en la integralidad.


Introducción

En la Conferencia Internacional sobre Atención Primaria de Salud, convocada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y celebrada en Alma Ata, Unión Soviética, en septiembre de 1978, se adoptó por primera vez una definición amplia de salud, que incluía factores biológicos, psicológicos y sociales creando así el contexto para el establecimiento de la promoción de la salud como interés prioritario. Ya en esa oportunidad se reforzó la importancia de las prácticas de prevención y atención primaria, especialmente en lo que se refiere al nivel de la promoción de la salud, consagrada en la Declaración de Alma Ata (WHO, 1978). Cuando se hace referencia a la promoción de la salud, ésta aparece ligada generalmente a la denominada “Carta de Ottawa”, surgida de la Primera Conferencia Internacional de Promoción de la Salud realizada en 1986 en Ottawa, Canadá, y adoptada por 112 participantes procedentes de 38 países. En dicho documento, la salud ha sido considerada no como un estado abstracto sino como un medio para llegar a un fin, como un recurso que permite a las personas llevar una vida individual, social y económicamente productiva.

Para alcanzar un estado adecuado de bienestar físico, mental y social, un individuo o grupo debe ser capaz de identificar y realizar sus aspiraciones, de satisfacer sus necesidades y de cambiar o adaptarse al medio ambiente. La salud se percibe pues, no como el objetivo, sino como la fuente de riqueza de la vida cotidiana. Se trata por tanto de un concepto positivo que acentúa los recursos sociales y personales así como las aptitudes físicas. Por consiguiente, dado que el concepto de salud como bienestar trasciende la idea de formas de vida sanas, la promoción de la salud no concierne exclusivamente al sector sanitario (Carta de Ottawa, 1986)
https://www1.paho.org/spanish/HPP/OttawaCharterSp.pdf

Por ende, la promoción de la salud, que forma parte de una nueva concepción de la salud pública, plantea la necesidad de ir más allá del modelo biomédico y considerar las influencias sociales y ambientales sobre la salud y las prácticas vinculadas con ella. Puede decirse que la prevención de las enfermedades o de los daños a la salud forma parte de la promoción de la salud, pero esta última va más allá de la prevención. En lo que respecta al problema de las drogas, además de complejo, polifacético y cambiante, es también transversal. Atraviesa territorios, afecta a todas las clases sociales y no tiene ideología política, y afecta no sólo a quien consume, sino a toda la sociedad. Por ello, para abordar este tema no existe un único camino. Tampoco una solución mágica ni, mucho menos, unívoca.

El objetivo de este modulo entonces será presentar cuáles han sido los abordajes imperantes para dar respuesta a este problema. Presentar qué críticas podemos hacerles a los mismos y finalmente dejar sentadas las herramientas conceptuales que permitan hacer un abordaje comunitario a este problema que ha sido entendido históricamente como un problema de índole individual.
En este Módulo presentamos los principales aspectos y potencialidades de la promoción de la salud. Con dicho objetivo, en primer lugar, haremos una referencia a los sentidos de la prevención en salud pública. A continuación, plantearemos las nuevas perspectivas acerca de la salud como integral, lo que nos pondrá en el centro del debate sobre salud. Retomaremos diversos análisis y propuestas nacionales e internacionales, para identificar la importancia de considerar las perspectivas de la salud entendida como integral y finalmente expondremos los lineamientos más importantes en el camino hacia un sobre el abordaje comunitario.

DECLARACION DE ALMA-ATA https://www.paho.org/hq/index.php?option=com_docman&task=doc_view&gid=19004&Itemid=2518
La constitución de la OMS de 1948 define la salud como que la salud, estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades, es un derecho humano fundamental y el logro del grado más alto posible de salud es un objetivo social sumamente importante en todo el mundo, cuya realización exige la intervención de muchos otros sectores sociales y económicos, además del de la salud.
https://www1.paho.org/spanish/HPP/OttawaCharterSp.pdf


1.La aparición de las drogas como un problema

Desde hace un siglo aproximadamente tanto desde la medicina como desde el derecho comienza a visualizarse el uso de drogas como una actividad “anti-social”. Algo que hasta ese momento no era concebido como problema social comenzó a serlo. El argumento sobre la peligrosidad y la amenaza hacia terceros que genera el consumo de drogas fue el más utilizado para justificar los tratamientos que recomendaban los especialistas para los adictos a las drogas. Las acepciones de los términos “toxicómano”, “adicto”, “drogadependiente” o “drogadicto” también responden a construcciones que varían a lo largo de la historia y que refieren a los diferentes grupos sociales que los expresan. Analizar estos conceptos implica dar cuenta de los diferentes modelos ideológicos que subyacen al análisis. La principal diferencia entre ellos es el grado de relevancia que otorgan a cada uno de los elementos interactuantes –droga, sujeto, contexto– desprendiéndose por tanto medidas sociales, preventivas, legislativas y sanitarias de muy diversa índole en función del enfoque que se tenga en cuenta. En general, los estudios sobre los distintos usos de drogas coinciden en considerar una interacción constante entre tres elementos que forman parte del fenómeno y que son necesarios a la hora de realizar cualquier análisis: sustancias, individuos y contexto.

Teniendo en cuenta estos tres elementos, se define el uso de drogas como la utilización de sustancias con el propósito de aliviar una dolencia (por ejemplo usar medicamentos debidamente recetados por un facultativo) o de experimentar sensaciones placenteras (por ejemplo fumar o tomar alcohol de forma moderada en las comidas o fuera de ellas). Como se ve, el uso de drogas es medido y planificado y está en relación con normas consensuadas por la mayoría de las personas que integran una cultura determinada, que consumen en contextos específicos.
El abuso de drogas, en cambio, se refiere a su consumo con cierta periodización y en dosis importantes; por lo general este tipo de consumo es aceptado por grupos minoritarios en una sociedad. Entran en esta categoría por ejemplo los bebedores excesivos de alcohol que consumen en reuniones o durante los fines de semana.
Las adicciones se dan cuando las personas sienten que no pueden prescindir de una sustancia o de una actividad, que se consume o se realiza de forma continuada en el tiempo. Hablamos de adicciones a actividades y no sólo a sustancias porque el mismo patrón de conducta que se establece en relación con las drogas puede establecerse en relación con actividades como por ejemplo mirar televisión, interactuar con la computadora o jugar compulsivamente. Se habla entonces de dependencia física y/o psicológica en el caso del consumo de sustancias y psicológica en el caso de actividades y de síndrome de abstinencia cuando se prescinde del consumo.

Este trabajo parte de la idea de que lo determinante no es el producto (la sustancia), sino la relación entre ese producto y el modo de vida en que se inscriben las drogas, ya que estas no existen como algo independiente de las variadas y diferenciadas formas de su uso. Por ello, es necesario hablar de diferentes modos de consumo, lo que comprende: frecuencias y cantidades, tipo de compromiso frente al consumo de drogas, significados que los grupos les otorgan a las drogas, rituales y sanciones organizados alrededor del consumo de las sustancias (Castel R, Coppel A, 1994).
Graciela Touzé sostiene que existen diferentes formas de vincularse con las drogas, y cualesquiera de ellas puede provocar daños a las personas si se constituyen en un uso problemático, definido como aquel que afecta negativamente, en forma ocasional o crónica, uno o más aspectos de la vida de una persona:
a) su salud física o mental;
b) sus relaciones sociales primarias (familia, pareja, amigos);
c) sus relaciones sociales secundarias (trabajo, estudio); y
d) sus relaciones con la ley (Touze, 2010).

Según Touzé en su texto Prevención del consumo problemático de drogas (2010) existen diferentes formas posibles de vincularse con las drogas. Cualquiera de ellas puede provocar daños a las personas, si se constituye en un uso problemático. Lo que es especialmente problemático del consumo es el hecho de haber perdido el control de sí mismo o el haber incurrido en prácticas de riesgo para sí mismo o para los demás bajo los efectos de una sustancia (por ejemplo conducir un vehículo después de haber tomado alcohol o haber consumido otra droga).

En las últimas décadas se han producido en nuestras sociedades cambios económicos y sociales que llevaron a transformar las trayectorias más o menos previsibles de las personas en recorridos vitales en los que predomina la incertidumbre. Los vínculos de integración social se han vuelto más frágiles y la sociedad está atravesada por múltiples ejes de desigualdades y de diversificación, así como por múltiples situaciones de exclusión y vulnerabilidad. Esto hace que los diagnósticos de los problemas sociales sean más complejos, del mismo modo que la búsqueda de soluciones.
Si bien el consumo problemático de drogas es una práctica de larga data, en la actualidad ha cobrado mayor presencia en la vida social, tanto por su expansión como por las consecuencias que acarrea a nivel individual y social.


2. Los programas de prevención

A continuación analizamos socio-históricamente los diversos enfoques que se fueron desarrollando en la región: prevención, enfoque de riesgo y promoción de la salud.

Prevenir El término “prevenir tiene significado de “preparar; llegar antes de; disponer de manera que evite (daño, mal), impedir que se realice” (Ferreira, 1986). Para Leavell & Clarck, citado por Dina Czeresnia, Prevenir en salud “exige una acción anticipada, basada en el conocimiento de la historia natural a fin de hacer improbable la expansión posterior de la enfermedad”. Las acciones preventivas se definen como intervenciones orientadas a evitar la aparición de enfermedades específicas, reduciendo su incidencia y predominando en las poblaciones. La base del discurso preventivo es el conocimiento epidemiológico moderno; su objetivo es el control de la transmisión de enfermedades infecciosas y la reducción del riesgo de enfermedades degenerativas u otros agravios específicos a la salud. Los proyectos de prevención y de educación en salud se estructuran mediante la divulgación de información científica y de recomendaciones normativas de cambio de hábitos (Czeresnia, 2006).

2.1 Prevención Primaria, Secundaria y Terciaria

Según la clásica definición de Gerald Caplan (1980), la prevención puede categorizarse en primaria, secundaria y terciaria, para referirse a interconexiones del sistema de salud y anteriores a la aparición de un daño o enfermedad, a la atención del mismo una vez que se ha instalado y a la recuperación a posteriori de su tratamiento. Desarrollos posteriores han complejizado el abordaje de esta temática introduciendo otros esquemas y desarrollos. Plantearemos a continuación la aplicación del esquema clásico de la prevención primaria, secundaria y terciaria del tema del consumo de drogas y luego expondremos los desarrollos posteriores.

Prevención primaria
Evita la aparición del problema o reduce su incidencia, con la intervención de agentes de salud que trabajan en la comunidad. Puede ser específica o inespecífica: Puede ser específica, si su acción está dirigida a evitar una enfermedad o un grupo de enfermedades en particular, como cuando se aplican inmunizaciones; o inespecífica, por ejemplo a través de orientar para el uso del tiempo libre o para el mejoramiento de la calidad de vida.
En el caso del consumo problemático de drogas se hace prevención primaria específica cuando se desarrollan programas centrados en brindar información sobre las drogas o en fortalecer actitudes que eviten el consumo. Se trabaja en prevención primaria inespecífica cuando se organizan, por ejemplo, actividades deportivas, culturales o laborales continuadas, que funcionan como recursos que logran motivar suficientemente a la población para alejarlos de consumir drogas.
La prevención inespecífica está presente cuando se favorece la integración social a través de la participación responsable, la actitud crítica y el respeto por las diferencias, proponiendo actividades relacionadas con los deseos de las personas, de modo de que tengan la oportunidad de encontrar espacios que propicien su bienestar.
Desde la década de los ´80 la prevención específica en los temas que nos ocupan ha sido cuestionada. Como dice Mario Picchi (1990) no puede hacerse prevención hablando de drogas: es indispensable aumentar la autonomía intelectual en los jóvenes de modo que puedan discernir y elegir frente a la manipulación, la presión del grupo, la homologación de la masa; la prevención es algo que no se delega, la hace todos los días quienes están en contacto con las grupos sociales.
La idea es que más allá de brindar información, lo importante es que ésta se encuentre contextualizada, resulte de interés para los grupos con los que se está trabajando y se inserte junto a otras actividades preventivas.

Prevención secundaria
Se basa en el diagnóstico temprano, la captación oportuna y el tratamiento adecuado de los diversos trastornos de salud. Se lleva a cabo al realizar un diagnóstico que permite una temprana identificación del daño y un tratamiento precoz. Los diversos tratamientos psicológicos, las comunidades terapéuticas y los programas de mitigación de riesgos y consecuencias adversas del consumo de drogas para consumidores problemáticos de drogas son ejemplos de este tipo de prevención.

Prevención terciaria
Busca la rehabilitación y/o la reinserción social, una vez declarado el problema. La terapia física, la ocupacional y la psicológica tratan de conseguir que los individuos se adapten a su situación y puedan ser y sentirse útiles a sí mismos y a la sociedad. Los programas llamados de “reinserción social”, desarrollados en algunas comunidades terapéuticas como última fase del tratamiento, son un ejemplo de este tipo de prevención.
Es importante entender que no todos los consumos de drogas deben pasar por las etapas secundaria y terciaria de prevención. En muchos casos en los cuales los consumos no son abusivos o no generaron dependencia y/o en los que las redes familiares y/o afectivas están consolidadas, no es necesaria la etapa de rehabilitación o de reinserción social.

Prevención Primaria > Evitar el problema
Prevención Secundaria > Diagnóstico- tratamiento
Prevención Terciaria > Rehabilitación / Reinserción social

Críticas: Algunas críticas a este modelo, sostienen que sigue aún muy vinculado a una perspectiva biomédica, puesto que hace énfasis en los proceso patógenos, que sostiene una mirada sobre el problema que recae sobre el individuo responsabilizándolo por la situación y que circunscribe la promoción de la salud a un momento inicial. Por eso, impulsan la idea de que la promoción de la salud supone una perspectiva que amplía la posibilidad de intervención a lo largo de todos los procesos preventivos y los excede (Puyol A, 2014). Según Milanese, este abordaje médico, tiene sus límites y si bien ha favorecido la transición de la “asistencia” de tipo moral a una asistencia de tipo profesional, pero sigue haciendo hincapié en una mirada de índole individual y no comunitaria (Milanese, 2011).

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